De aquella batalla con la oligarquía campestre de 2008 quedaron muchas consecuencias, imágenes, lecciones... Pero sin duda quedaron, también, muchísimas frases para la historia. Por lo ridículas, por la carga de hipocresía que poseían, por las mentiras tan groseras. Por muchas cosas más...
De todas ellas, hoy quiero rescatar una. O, mejor, dos...
Ambas dichas por el ex desdentado rentista Alfredo De Angeli.
Mostrando su perfil más conservador y reaccionario, ese que revela la verdadera idea de país que este triste personaje inflado por los medios tiene, apareció un día diciendo que "Tenemos que volver a una política agro-exportadora"
Es decir, Alfredo De Angeli tiene la idea de volver más de cien años atrás, cuando los "patricios" apropiadores a sangre y fuego de las tierras de los pueblos originarios se dedicaban a dejar las vaquitas pastando sin pensar, ni imaginar, ni permitir que se crearan industrias derivadas de esa producción ganadera. Una Argentina que exportaba grandes cantidades de carne, pero que no producía casi ningún empleo. En definitiva, una Argentina para unos pocos, entre los que pretende estar De Angeli...
Y como reafirmando su postura antipopular, llegó a decir sin que se le cayera la cara de vergüenza, que "el que quiera comer lomo, que lo pague $ 80 el kilo".
Por supuesto que esta idea es consecuente con la anterior. Él pretende (toda la gauchocracia pretende...) producir lo menos posible, con la menor inversión posible, con la mayor rentabilidad posible para exportar todo. Que en el país en el que se produce una de las mejores carnes vacunas del mundo, su propia gente tenga que conformarse con ver un bife en fotos...
Lo más repugnante de todo es que él, Eduardo Buzzi y la cúpula de la Federación Agraria Argentina han olvidado por completo la razón de esa organización: la defensa de los pequeños y medianos productores.
Prefirieron unirse a sus antiguos enemigos (los enemigos del pueblo y de la democracia) porque creen que así, ellos también "pertenecen" al círculo de privilegio...
No hay nada ni nadie más repulsivo que un traidor...
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